Se ha demostrado que la microbiota intestinal y el ejercicio están interconectados, de tal manera que la realización de ejercicio modifica la composición de la microbiota intestinal, y esas modificaciones tienen influencia potencial sobre la salud y el rendimiento físico de los atletas.
Tanto el ejercicio moderado como el intenso suelen formar parte del régimen de entrenamiento de los atletas de resistencia aeróbica, pero ejercen diferentes efectos sobre la salud. El ejercicio moderado tiene efectos positivos sobre la salud de los atletas, como una reducción de la inflamación y la permeabilidad intestinal y una mejora en la composición corporal. También induce cambios positivos en la composición de la microbiota intestinal y en los metabolitos microbianos producidos en el tracto gastrointestinal.
Por el contrario, el ejercicio intenso puede aumentar la permeabilidad de la pared del epitelio gastrointestinal y disminuir el grosor del moco intestinal, permitiendo potencialmente que los patógenos ingresen al torrente sanguíneo. Esto, a su vez, puede contribuir al aumento de los niveles de inflamación. Sin embargo, los atletas de élite parecen tener una mayor diversidad microbiana intestinal, desplazados hacia especies bacterianas involucradas en la biosíntesis de aminoácidos y el metabolismo de carbohidratos / fibras, produciendo consecuentemente metabolitos clave como ácidos grasos de cadena corta.
Además, los estudios con roedores han destacado una relación bidireccional, en la que el ejercicio afecta la composición de la microbiota intestinal, mientras que la microbiota puede influir en el rendimiento. La capacidad cardiorrespiratoria parece estar relacionada con la composición de la microbiota intestinal en humanos. Así se ha demostrado que el ejercicio aeróbico aumenta la cantidad relativa de Bacteroides intestinales; sin embargo, al cesar el entrenamiento aeróbico, los cambios en la microbiota inducidos por el ejercicio se invierten progresivamente.
El ejercicio induce adaptaciones moleculares beneficiosas que permiten mejora de la diversidad bacteriana intestinal, incluidas las especies productoras de ácidos grasos de cadena corta. Por el contrario, los patobiontes como E. coli o E. faecalis, las especies potencialmente patógenas, disminuyen.
Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) son metabolitos producidos en el intestino a través de la fermentación microbiana de las fibras dietéticas denominadas carbohidratos accesibles a la microbiota (MAC). Se ha observado que el acetato, propionato y butirato regulan el metabolismo de los nutrientes de la dieta del huésped, el equilibrio energético y las funciones inmunitarias locales y sistémicas. Los AGCC podrían ser beneficiosos para mejorar la inmunidad del atleta, así como actuar para mejorar la recuperación del ejercicio a través de la actividad antiinflamatoria y proporcionar sustratos energéticos adicionales para el rendimiento del ejercicio.
Fuente:
Relación entre el ejercicio y la microbiota intestinal en el contexto de la salud y el rendimiento