Los probióticos son bacterias vivas que se añaden a numerosos productos alimenticios, principalmente yogures y leches fermentadas. Y es que son capaces de “instalarse” en el intestino y actuar, junto con el resto de microorganismos que viven en él, como una barrera protectora frente a enfermedades características de la infancia, como infecciones respiratorias, alergias o diarreas. Los más conocidos son los lactobacilos y las bifidobacterias, que empiezan a colonizar la pared intestinal desde los primeros días de vida.
Recuerda que la principal finalidad de estos organismos vivos, es la de proteger. Si tu hijo ya tiene diarrea infecciosa no se le va a quitar con una dosis de probióticos, pero si generas el hábito de darle una dosis todos los días entonces sí puede ser muy benéfico, sobre todo si tiene intolerancia a la lactosa, diarrea o propensión a los problemas gastrointestinales. Estos productos son para consumir cuando estás sano, no como una manera de atacar alguna enfermedad, eso es súper importante de entender.
¿Qué enfermedades ayudan a prevenir?
- Previenen la diarrea, en especial la causada por rotavirus, lo hacen limitando la superficie de la mucosa intestinal en la que tiene lugar la infección y reparando la mucosa dañada por el virus, la duración y la gravedad de la diarrea disminuyen. También reequilibran la flora intestinal alterada por el empleo de antibióticos y evitan la diarrea causada por estos en un 75% de los casos. Además, son eficaces en el estreñimiento causado por un desequilibrio en el ecosistema digestivo.
- Protegen frente a infecciones urinarias y respiratorias, incluidas las otitis. Algunas bifidobacterias producen sustancias antibacterianas e incrementan la actividad de las células defensivas, y en algunos estudios, se ha visto que los niños que acuden a la escuela infantil padecen menos infecciones de este tipo cuando toman leches enriquecidas con probióticos.
- Previenen dermatitis atópica y alergias alimentarias, incluso desde el embarazo. Se ha comprobado que, cuando las embarazadas alérgicas toman probióticos en el último mes de gestación y en el período de lactancia, el riesgo de que su hijo desarrolle la enfermedad y sufra dermatitis en los primeros meses disminuye considerablemente. En los bebés con dermatitis atópica, las áreas de eccema se reducen y tienden a desaparecer cuando se añaden probióticos a la dieta. Y en estos niños también parece reducirse el riesgo de padecer rinoconjuntivitis y asma en edades posteriores.
- Reducen el riesgo de caries. Compiten con bacterias que intervienen en la aparición de la caries dental.