Los probióticos son microorganismos vivos (bacterias, mayoritariamente) que, cuando se administran en las cantidades adecuadas, tienen efectos beneficiosos sobre la salud. Se pueden encontrar en forma de complementos alimenticios. En general, los probióticos que más se utilizan son bacterias que pertenecen a los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium.
Entre otras funciones, los probióticos ayudan a mantener una microbiota intestinal adecuada y previenen el crecimiento de microorganismos nocivos en el tracto intestinal. Por este motivo, los probióticos son útiles para prevenir la diarrea y reducir la gravedad y duración de esta.
¿Cómo afectan los antibióticos a la microbiota intestinal?
Los antibióticos son medicamentos destinados a combatir distintas infecciones (faríngeas, pulmonares, estomacales, etc.) causadas por bacterias. Sin embargo, además de eliminar o detener el crecimiento de las bacterias perjudiciales, los antibióticos destruyen parte de las que componen nuestra microbiota intestinal. De este modo, se puede producir una alteración en el equilibrio entre las bacterias beneficiosas y las perjudiciales del intestino, facilitando la entrada y el crecimiento de microorganismos patógenos que pueden acabar provocando diarrea.
De hecho, la diarrea es uno de los efectos adversos más frecuente de estos medicamentos, pudiendo afectar hasta casi una tercera parte de los pacientes que reciben tratamiento antibiótico. Los signos y síntomas más característicos de la diarrea asociada a los antibióticos son deposiciones blandas o acuosas que se producen tres o más veces diarias y que pueden acompañarse de dolor abdominal.
Generalmente, la diarrea post-antibiótica es leve y no requiere un tratamiento específico. Sin embargo, en algunos casos, el desequilibrio de la flora intestinal puede permitir la proliferación de Clostridium difficile, bacteria productora de toxinas. Estas toxinas provocan una diarrea más grave, que puede ir asociada a dolor y calambres en el abdomen, fiebre, náuseas y pérdida del apetito. La diarrea asociada al uso de antibióticos suele aparecer unos días después de empezar a tomar el medicamento, aunque a veces comienza durante los días (o incluso semanas) posteriores a la finalización del tratamiento.
Cualquier persona que tome un antibiótico puede desarrollar diarrea post-antibiótica. No obstante, las personas más propensas a sufrir este tipo de diarrea son las que anteriormente ya han sufrido una diarrea asociada al uso de antibióticos, las que siguen un tratamiento antibiótico durante un periodo de tiempo prolongado y aquellas que están tomando más de un medicamento antibiótico de forma conjunta.
Probióticos para prevenir la diarrea asociada al tratamiento con antibióticos
Resultados de diferentes estudios en los que se tomaban probióticos durante tratamientos con antibióticos sugieren un efecto beneficioso de los probióticos sobre la microbiota intestinal para la prevención de diarrea asociada a estos medicamentos. Cabe tener en cuenta que no todas las especies y cepas de probióticos producen los mismos efectos. Parece ser que los microorganismos con más evidencia para la prevención de la diarrea post-antibiótica son Lactobacillus rhamnosus y Saccharomyces boulardii.
En general, se recomienda dejar pasar un mínimo de dos horas entre la toma del antibiótico y la del probiótico – excepto en los casos en que el probiótico sea una levadura como Saccharomyces- para evitar que el medicamento destruya a las bacterias que contiene el probiótico.
Fuente: